
Debate de Kerr amenaza a Rockets tras lesión de Curry & Co
Los Golden State Warriors no solo perdieron el Juego 5, tomaron una decisión calculada para perderlo. Y esa posibilidad, arraigada en un debate en el vestuario entre Steve Kerr y su equipo, podría resultar ser el pivote que decida esta serie. “Quieres darles una oportunidad”, dijo Kerr sobre sus veteranas estrellas. “Pero en algún momento, se convierte en riesgo-recompensa”.
Draymond Green sabía que el momento estaba llegando. Antes de que incluso terminara el medio tiempo, Kerr y el asistente Terry Stotts ya habían planteado la idea de retirar a los titulares. Green asintió. Cinco minutos más, acordaron. Y cuando ese mini-ventana pasó sin un cambio de impulso, los Warriors vaciaron la banca. Lo que parecía una bandera blanca era algo mucho más matizado. Fue una renuncia estratégica. Un gambito a largo plazo.
Una decisión estratégica
Steve Kerr señaló en una entrevista reciente: “Sí, esa es una gran diferencia, especialmente dada la edad de Steph, Draymond y Jimmy. Jugar 25 [minutos] en lugar de 40 es una gran diferencia”.
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Eso es lo que más amenaza a Houston. Esto no fue simplemente una gestión de la carga, fue una preparación para la batalla. Houston, en cambio, se apoyó en sus titulares a través de una actuación de alta intensidad. Ahora se dirigen al Chase Center para el Juego 6 contra un trío descansado y reenfocado que ha estado aquí antes. La ventaja psicológica cambia. El medidor de fatiga se inclina. La apuesta de Kerr preparó el escenario para lo que podría ser un contragolpe aplastante.
Actualización de la lesión clave
Para cuando Curry anotó su primer tiro con poco más de seis minutos restantes en el segundo cuarto, los Warriors ya perdían por 19. Jimmy Butler, afectado por una lesión anterior en el glúteo, estaba 2 de 10. Los Rockets estaban concentrados y disparando a todos los cilindros, acertando más del 69% desde el campo en la primera mitad. Kerr podría haber perseguido el juego. Pero no lo hizo. En cambio, envió un mensaje. A los Rockets. A su propio vestuario. A la liga. Los Warriors vivirían para luchar otro día, con piernas más frescas y mentes más claras. También fue una maniobra preventiva de lesiones.
Con el problema del pulgar de Curry, Butler recuperándose de una contusión profunda, y el costo de una serie brutal en aumento, el Juego 5 no valía más daño. Los Rockets ahora enfrentan a un trío descansado con más cicatrices de playoffs, y más urgencia, que toda su rotación combinada.
El regreso de Butler
La recuperación de la lesión de Butler no fue solo física, fue estratégica. Después del Juego 5, quedaron preguntas sobre cuánto le quedaba. Kerr aclaró el jueves, retrocediendo cualquier preocupación: “Está bien. Sí, está listo para jugar”, dijo Kerr. “Estuvo en nuestra caminata de hoy y en nuestra sesión de cine, moviéndose bien. Creo que se siente mucho mejor”.
Aunque sus dificultades en el Juego 5 no estuvieron relacionadas con la contusión profunda en el glúteo que sufrió en el Juego 2, Kerr admitió que Butler se “perdió en la prisa” debido a la mala ejecución ofensiva. Pero en términos de salud, el delantero All-NBA cinco veces está despejado y enfocado. Es un factor de cambio subestimado. Houston puede haber robado un juego, pero aún no han descifrado el código de Butler, y ahora, se enfrentarán a una versión totalmente recuperada.
El camino a seguir
Kerr le dijo a los periodistas después del juego: “No estábamos listos en absoluto, pero sabíamos eso al verlo en vivo, así que no estoy seguro de que hayamos aprendido mucho”. ¿Tácticamente? Tal vez no. ¿Pero estratégicamente? Los Warriors pueden haber ganado la batalla del descanso, el ritmo y la preparación. El Juego 6 no es solo una oportunidad de cierre. Es un ajuste de cuentas. Y ese ajuste de cuentas comienza con el ritmo.
La primera unidad de los Warriors estuvo en todas partes en el Juego 5. Las posesiones terminaron sin que Curry o Butler incluso tocaran el balón. Draymond tuvo una asistencia en casi 18 minutos. Kerr lo señaló con franqueza: “Nos dispersamos”. Esa palabra, dispersos, es lo que Golden State está tratando de corregir antes del Juego 6.
El legado en juego
Pero el tema más grande que se cierne sobre este momento es el legado. El trío de Curry, Draymond y Jimmy no está construido para esperar. Están construidos para ganar ahora, o nunca. Y el Juego 6 se abordará como tal. No una corrección, sino una culminación. No solo ajustes, sino afirmaciones. Este es el momento en que la historia se convierte en munición.
Stephen Curry tiene un récord de 60-17 en juegos de playoffs en casa. Su porcentaje de tres puntos en el Chase Center es casi tres puntos más alto que en la carretera. Las estadísticas de la caja de Draymond, puntos, rebotes, asistencias, son todas mejores en San Francisco. Butler, también, tiene un mejor Juego de Playoffs y Plus-Minus en casa.
Juntos, eso no es solo consuelo. Es memoria muscular. Houston, en cambio, sigue siendo impredecible. Su explosión en el Juego 5, 69% de tiros en la primera mitad, 13 de 30 desde tres, fue impresionante, pero lejos de ser la norma. Terminaron la temporada regular clasificados solo en el 12º lugar en eficiencia ofensiva. En esta serie, se han enfriado tanto como se han incendiado. Juego 6, en un Chase Center hostil? Esa es una presión que aún no han dominado.
Y mientras la resurgencia de Fred VanVleet ha sido una victoria, es uno de los pocos Rockets con extensas repeticiones de playoffs. El núcleo, Sengun, Green, Thompson, no tenía minutos de postemporada antes. Eso importa ahora. Porque los juegos de cierre son diferentes. Exigen compostura. Exigen memoria. Golden State tiene eso de sobra. Solo pregúntale a Memphis.
En 2022, los Warriors fueron demolidos en el Juego 5 de la segunda ronda, 39 puntos a un equipo de Grizzlies más joven y hambriento. Memphis dejó su arena vibrante. ¿El siguiente juego? Los Dubs regresaron a Chase, recalibraron y lo cerraron con facilidad. El Juego 5 no los sacudió. Les recordó.
Y eso, quizás, es lo que Houston debería temer más. Los Warriors no solo descansaron sus cuerpos. Recargaron sus mentes. Ahora viene el golpe.